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Lunes, 23 Marzo 2020 15:28

Ante la presente situación de Pandemia que vive el mundo

Como Siervas de María Ministras de los Enfermos

Filipinas capilla y oración

Estamos en comunión con toda la Iglesia, la Vida Consagrada, el Ministerio de Salud en el mundo entero y con toda la humanidad.

Esta pandemia, con la universal amenaza a la vida del coronavirus, nos ha unido y creado la más extensa comunión en la humanidad:

Somos uno en el temor a ser contagiados.

Somos uno en la lucha por preservar la vida propia y ajena.

Somos uno en orar, suplicar, ayudarnos, confiar en el Señor.

Somos obedientes a nuestras autoridades religiosas y civiles en sus disposiciones para preservar nuestra vida.

Somos uno en creer que Dios es nuestro Padre, en reconocer a Jesucristo nuestro Redentor, en vivir la experiencia de que el Espíritu Santo es el AMOR que nos impulsa a ayudarnos, a ser solidarios, sostenernos, sacrificarnos, por los demás.

Todos nos hemos despertado a nuevas realidades. Sentimos inmensa admiración y gratitud por nuestros médicos, enfermeras, enfermeros y todo el personal sanitario y de mantenimiento; los que trabajan para que no nos falten los elementos básicos a la vida en alimentos, material sanitario, medicamentos, transportes.

La Iglesia, las Ordenes y Congregaciones Religiosas, con Papa Francisco, sacerdotes, religiosas y religiosos, consagrados, fieles y creyentes de todo el mundo, formamos un solo cuerpo con Cristo, para contribuir con la caridad y la oración, el ayuno, la penitencia, las obras de misericordia, al cese de esta pandemia; en la firme esperanza de que Dios ama y se compadece de su pueblo y puede salvarnos de todo peligro.

Todos a una, nos confiamos a Dios con los mismos sentimientos de fe y esperanza. Nos refugiamos en su poder, y nos acogemos con gratitud a todas las medidas recomendadas, dispuestas e impuestas por la Iglesia y las Autoridades, para protegernos de este virus y cuidar de toda la humanidad.

Por la grandeza de corazón, las incesantes iniciativas, la nobleza predominante, los bienes compartidos, la visible generosidad con que cada uno responde a esta emergencia; el sorprendente heroísmo con que el Personal Sanitario afronta esta pandemia. Por la oración constante que se elevan a Dios por todo el orbe de la tierra, y por tantas cosas nobles visibles solo a los ojos de Dios:

Que la misericordia de Dios se derrame sobre todos y vengan a la humanidad, los nuevos tiempos de la vida en Dios, de hermanas y hermanos que nos amamos y respetamos; que compartimos todos los bienes de la tierra y del conocimiento; viviendo en fe y amor con toda la humanidad, en comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Para que con el esfuerzo conjunto, apoyados en el Señor, construyamos una sociedad fundamentada "en la civilización del amor", que renomará toda la humanidad.

 

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